¿Se Debe Posponer el Año Escolar?

San Juan de la Maguana, Rep. Dom.
Por: Rubén Moreta
Definitivamente la pandemia de covid 19 nos está dando con una mandarria a todos los habitantes del planeta. 

En República Dominicana –como en el orbe- el golpe ha sido asolador en salubridad, economía, educación, recreación, turismo, y un largo etcétera. 

Ningún sector ha salido ileso del ataque de este enemigo recóndito.  Y lo peor es que –en el ámbito nacional- el desarrollo de la pandemia coincidió con la campaña electoral que removió todas las instancias de gobierno. 

Las medidas de confinamiento –molestosas pero imprescindibles evacuadas por el gobierno- fueron dinamitadas desde el principio bajo fútiles alegatos de que el “eran inventos del gobierno”, o que “se quería meter miedo a la población para que no fuera a votar”, o que “el gobierno pretendió maniatar a los opositores”.

En fin, el liderazgo político opositor –sin excepción- se encargó de inocular ideas falsas y “teorías conspirativas”. Otro factor, es el bajo nivel educativo de la población, estimada apenas a los conocimientos equivalentes a un sexto grado de primaria.  El resultado adverso es que la población mayoritariamente comenzó a perderle el miedo a la enfermedad.

La dura verdad es que las elecciones y el inicio de la desescalada económica han desmadrado los contagios de covid 19 en nuestro país.

En el marco de la crudeza de la pandemia, las autoridades salientes y entrantes discuten abrir el año escolar.  Una tontería, un absurdo. Tamaña irresponsabilidad. Una payasada.

Como el año escolar anterior se inauguró el primero de agosto del 2019, hoy faltan menos de dos semanas para que las escuelas del sistema educativo, que alojan a más de dos millones setecientos mil niños y jóvenes, abran sus puertas.

El gobierno que se despide propone iniciar un año escolar de forma “semipresencial, con las secciones divididas en dos grupos para garantizar el distanciamiento social, según el borrador del protocolo que se ha elaborado”.  Inadecuado. Una locura.

Los estudiantes metidos en un salón de clase se encargarían de multiplicar exponencialmente la enfermedad, llevando el virus a las casas, contagiando a padres, abuelos, hermanos y demás familiares.

No inventemos.  Estamos atrapados con pocas armas para encarar a este enemigo implacable.  Lo correcto es posponer el año escolar para el mes de enero, porque no están dadas las condiciones para que la docencia preuniversitaria se inicie en agosto o septiembre de forma semipresencial o virtual. Y punto.

Propongo que el nuevo año escolar se desarrolle en el período enero-agosto del 2021. La seguridad sanitaria de la población es lo fundamental. No inventemos.

El autor es Profesor de Sociología UASD.

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