Con un carrito de frituras, saca a tres hijos adelante en tiempos de pandemia

El año 2020 inició de una manera que ninguna persona se había podido imaginar, y lo ocurrido a Kiria Vázquez es un ejemplo de ello. En enero fue despedida del restaurante en el que laboraba como camarera, sin razón alguna y como madre soltera de cuatro hijos tuvo que salir a apañársela.

Como modo de subsistencia y en vista de que los empleos a principios de año son prácticamente escasos, ella decidió sacar adelante a su familia con un puesto de fritura en el sector de Villa Consuelo.

Kiria representa las vivencias del dominicano que día a día sale a trabajar de manera informal porque no cuenta con un trabajo que le permita subsistir sin arriesgarse.

Armada con su mascarilla y las medidas de higiene que necesita para laborar en su puesto de frituras, Kiria Vásquez inicia su nueva covidianidad.

Luego de varios meses llevando a su casa el sustento gracias a la venta de fritos y salami, Kiria nunca pensó que viviría para ver cómo el país sería azotado por una pandemia que ha cobrado la vida de casi 500 personas en territorio dominicano.

Con algunas quemaduras de aceite y evidentemente acalorada mientras despacha unos fritos con salami a uno de sus clientes, Kiria explica cómo ha cambiado su vida en tiempos de la pandemia.

Vive con tres de sus cuatro hijos, debido a que el mayor, que tiene 22 años, se fue con su padre. Sus demás hijos están en edades de 16, 11 y una menor de 6 años, y ela recibe la suma de 300 pesos diarios por parte del padre de estos.

Debido a la incidencia en el país de la pandemia de coronavirus, Kiria tuvo que dejar de trabajar porque su hija menor sufre de apretamiento del pecho y no quería arriesgarla.

Kiria inicia su jornada a las seis de la mañana. ( JUAN MIGUEL PEÑA)
“Yo empecé a trabajar hoy (segundo día de reapertura de la economía), luego de estar parada por dos meses porque mi niña menor se aprieta y yo no quería exponerla, pero ya vemos que hay que salir adelante. Aún no he recibido ningún tipo de ayuda de los programas FASE y Quédate en Casa, pero aquí estamos con Dios”, declara Kiria mientras mueve los plátanos que fríe.

Su vida luego de la llegada del COVID-19 al país ha dado un giro. Ella cuenta que en febrero se sintió muy mal de salud.

“Para mí no sé si sea cierto, porque no he ido al médico, pero en febrero a mí me dio algo muy mal. No sé si fue eso (coronavirus) porque en ese entonces no sonaba todavía, pero si es igual a lo que yo sentí, entonces eso es algo muy fuerte y la gente lo está cogiendo a relajo. Yo quiero que las personas tomen conciencia para que esto se pare de una vez”, dijo.

Según dice Kiria, la vida con adolescentes es muy difícil, aunque en su caso actúa con mano dura para que este no le falte al respeto.

“Tener un hijo de 16 años siendo madre soltera es difícil, pero todo dependerá de cómo tú lo guiaste cuando él era un niño. Desde pequeño uno debe a acostumbrarlos a que ellos respeten a sus mayores. Mi hijo no sale y esta siempre en mi casa, lo que vale es lo que yo diga porque él tiene que llevarse de mí que soy su madre y siempre voy a querer lo mejor para él”, explica Vázquez con una sonrisa en su rostro que a simple vista se ve solo cuando sus ojos se arrugan debido al uso una mascarilla.

La venta de frituras en las calles es uno de los trabajos informales mas realizado por dominicanos
La venta de frituras en las calles es uno de los trabajos informales mas realizado por dominicanos ( JUAN MIGUEL PEÑA)
Kiria mientras habla con un cliente.
Kiria mientras habla con un cliente. ( JUAN MIGUEL PEÑA)
La venta de frituras en las calles es uno de los trabajos informales mas realizado por dominicanos
La venta de frituras en las calles es uno de los trabajos informales mas realizado por dominicanos ( JUAN MIGUEL PEÑA)
Kiria mientras habla con un cliente.
Kiria mientras habla con un cliente. ( JUAN MIGUEL PEÑA)
Para ella el ser madre soltera ya es un reto, y en medio de la pandemia es mucho más difícil. Sin embargo, se siente una mujer confiada en que Dios le da todas las fuerzas que necesita para afrontar cualquier situación que tenga que atravesar.

Los ahorros acumulados durante todo un año de su trabajo como mesera le sirvieron para sustentar a su familia durante los dos meses que se mantuvo sin trabajar, pero el estado de emergencia plantea una situación impensable.

“Dios suple de todas las maneras", dice al destacar que lo poco que tenía ahorrado lo usó durante los dos meses del distanciamiento social. "Gracias a eso pude darle de comer a mis hijos durante estos dos meses en los que no estuve produciendo”, explicó Kiria.

Para Kiria, trabajar todos los días en la venta de fritura es algo que la llena de orgullo porque representa la manera en la que se esfuerza por sacar a sus hijos adelante y para estos aprendan que en la vida todo conlleva un sacrificio así sea el tener que salir a exponerse en medio de una pandemia.

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