Besamanos, el matrimonio rural dominicano
Por Rubén Moreta
En las comunidades campesinas de San Juan de la Maguana la ceremonia del matrimonio se hacía a través del “besamanos”. Este es un ritual esencialmente rural que migró a los barrios marginales sanjuaneros, pero que poco a poco se ha ido desvaneciendo por la modernidad urbana.
La muchacha campesina acordaba con su novio la noche que se iban a unir. Al efecto, se marchaba provista de una maleta, bulto o funda atiborrada de ropa a encontrar el novio en un lugar próximo a la casa, convenientemente acordado.
La joven solía escapar por una ventana de la casa después que los padres estaban durmiendo. Por eso la expresión de fulanita se “julló", que es la forma vulgar como los campesinos dominicanos mal utilizan el verbo huir. En menores casos, la huida amorosa se hacía en horario diurno
El festejo del besamanos se realiza nueve (9) días después de consumada la unión. La ceremonia se organiza de la siguiente forma: el novio junto a sus padres y hermanos se presentan a la casa de la novia. Llegan organizados en dos filas. El padre y la madre primero, le siguen los hermanos de dos en dos, y de ultimo los novios. La novia bien vestida, se coloca un velo en la cabeza. Esta debe penetrar a la habitación de su madre, hincarse sobre una almohada, pedir la bendición y besarle la mano a la progenitora sumergida en un estridente llanto. El chillido lloroso dura solo unos instantes, quince a treinta segundos. Al besarle la mano a su madre esta procede a levantarle el velo. Luego madre e hija se confundían en un cálido y emotivo abrazo y conversan animadamente entre sonrisas y mimos. Durante esa conversación familiar, tras la novia “besar la mano a la madre”, la progenitora suele darle consejos de cómo tratar y atender al esposo.
En esa fiesta matrimonial campesina fabulosa que es el besamanos, se invitan a todos los vecinos, allegados y amigos de ambas familias, quienes se confunden en una verbena animada. Se brinda un sancocho o “víveres con carne” de chivo guisada, se ofrece café y se toma ron abundante. También se juega domino y barajas.
El besamanos podía confrontar inconvenientes, especialmente si la novia no era “señorita”. Alguien en el ágape podía ofrecerle al novio un primer trago y si la botella de ron estaba destapada significaba que la novia ya había probado acción coital.
Otra forma poco delicada usada en algunas comunidades era al otro día de la huida, el novio aparecerse a la residencia de los padres de la novia con una botella de Malta Morena, un refresco rojo u otra bebida gaseosa destapada, lo cual significaba que la novia no era virgen o señorita. Quedaba a opción del novio quedarse o no con la pareja. Si la novia era devuelta a la casa de los padres, esa joven mujer era motivo de habladurías y chismes en la comunidad.
En otras comunidades campesinas sanjuaneras, la noche de la ceremonia del besamanos el hombre llevaba a la madre o al padre una botella. Si era a la madre, el parejo le entregaba una botella de Malta Morena. Si la tradición en ese campo era entregar la botella al padre, el novio llevaba una botella de ron. En ambos casos, si la botella estaba sin destapar, la joven era señorita y si estaba abierta, significaba que no, pero que se iba a quedar con la hembra.
En resumen, el besamanos es una fiesta muy animada que simboliza la consumación del matrimonio en la zona rural de San Juan de la Maguana, la cual está en extinción.
El autor es Profesor UASD.
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