Cuquín Victoria: “Acabo de terminar mi participación en una película con Cecilia García”


Cuquín Victoria es un símbolo indeleble del humor dominicano. Su rostro tiene esa particularidad que de solo verlo provoca una sonrisa. Sin embargo, detrás de ese personaje está César Augusto Victoria Suazo, un artista completo, amante de la cultura, bohemio y amigo de los amigos, pero sobre todo ser humano.

En un Diálogo Libre en el marco de sus 50 años en el entretenimiento, dejó aflorar el humano detrás del humorista, y habló de alegrías, tristezas, su faceta de servidor público y los nuevos proyectos tanto en el cine como en la radio y las plataformas digitales.

Con la humildad que le caracteriza Victoria dijo sentirse muy halagado cada vez que le hacen algún reconocimiento, esa es una de sus alegrías en este medio, más que por el gesto, por el significado detrás de cariño y respeto

“Cada uno es sumamente importante para mí, honradísimo y agradecido cada vez que me hacen un reconocimiento de ese tipo”, estimó.

Sobre el gran Soberano, explicó que le llegó de sorpresa, porque, aunque ese año se hablaba de tres personas, con él Sergio Vargas y Fefita la Grande, que se lo hayan otorgado a él es reflejo de la alta estima que tienen de su persona los cronistas de arte y espectáculos afiliados a la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte)

“Recibir el gran Soberano, que por cierto me sorprendió, porque yo era parte de tres nominados valiosísimos y, entonces me llamaron a mí, ¿y yo dije ¿qué es esto? Yo era el último y resulté ser el primero, aquí parece que se cumplió el refrán”, dijo provocando carcajadas.

Sobre su nombramiento como ministro consejero de la embajada dominicana en Washington, expresó que ha sido una de las mejores experiencias profesionales, porque ha podido desarrollar proyectos a favor de la cultura dominicana.

“Me ha gustado mucho porque yo estoy allá en el área cultural. He realizado algunos aportes, entre ellos acercar la literatura a los dominicanos nacidos allá y también los acerca a la isla”, señaló.

Además, con el mismo fin, organizó un festival de cortos dominicanos y la filmación de los orígenes de las calles y monumentos de la Ciudad Colonial. Historia, razón y estado actual de estas calles, además de los monumentos históricos de la zona más antigua del denominado Nuevo Mundo.

“Son monumentos importantes que muchos no saben de qué tratan”, dijo.

Continuó: “Hay dominicanos, algunos que nacieron allá y otros que se fueron a muy corta edad a residir allá y no conocen ni la historia ni la cultura dominicana, entonces creo que eso puede servir mucho para ambientarse”.

Él reveló que se encuentra en el país por el show de humor, pero en cuanto termine vuelve a sus funciones en Washington.

Nuevas formas de humor

Si algo tiene el veterano humorista es que ha sabido adaptarse a los cambios de la industria. Él reconoce que la sociedad ha cambiado y, por ende, la forma de hacer reír también lo ha hecho.


“El humor es una caricatura de la sociedad y la sociedad no es la misma de hace 30 o 40 años. Los jóvenes de ahora, que hay muchos muy talentosos, han asumido ese estilo. El humor que hacen es un reflejo de la sociedad, que es diferente al que hacíamos antes”, señaló. Y razón tiene demás. Hoy, no sólo está el humor televisivo, también está el que se hace a través de las redes, totalmente empírico y el stand up comedy, un formato que viene desarrollándose en el país, hace ya un tiempo.

Compañeros fallecidos

La alegría que siempre manifiesta dio paso a la nostalgia al recordar a sus grandes compañeros fallecidos. Julio César Matías, Milton Cordero, Freddy Beras-Goico, Luisito Martí o Anthony Ríos, por citar algunos. “Ha sido muy difícil continuar sin él”, dijo.

Su regreso al cine

Aunque es esencialmente conocido por hacer humor, Victoria es un actor formado, que ha demostrado su talento en obras de teatro y el cine, pero fue en la película La familia Reyna, donde el público pudo verlo hacer drama. Una actuación que fue valorada de forma positiva por los críticos de cine y por la cual recibió varios galardones.

En la cinta, que cuenta la historia de una familia agrícola dominicana ubicada en locaciones del Valle de Constanza, dio vida a don Abraham Reyna, un hombre que tiende a ser frío y distante con sus allegados. Luego lo vimos en Luis, otro drama, y tras esta, llegaron Súper papá y Malcriados, retomando el humor.

Desde entonces estaba fuera de la pantalla grande, tanto por sus funciones diplomáticas como por la pandemia del coronavirus, hasta ahora.

La hembrita es el título de la cinta que lo trae de regreso al cine junto a Cecilia García, dirigida por Laura Guzmán e Israel Cárdenas.


“Comencé haciendo comedia en el cine que era lo más fácil para mí, pero cuando me propusieron el papel me provocó un desafío que me interesaba hacer, porque era distinto a lo que yo estaba haciendo, y funcionó afortunadamente”, señaló.


Sin embargo, deja claro que para él hacer reír es mucho más difícil que hacer llorar y explica el porqué. “Hacer llorar es más fácil porque cada quien identifica su problema con una tragedia que vea en el cine o en la televisión y no es lo mismo hacer reír, porque eso depende de que, el que está escuchando o viendo lo que haces, le guste”, aclaró.

A Cuquín el humor le sale sin esfuerzo, pero ha sabido formarse en otras áreas y convertirse en un artista completo.

La guerra de las papeletas y cómo la vivió Cuquín

La guerra de las papeletas” consistió en una batalla de ofertas y contraofertas de celebridades televisivas entre Color Visión y Rahintel a mediados de la década de los 80, debido a la audiencia que generaba el elenco del programa El show del mediodía en el canal 9. Cuquín fue uno de los que vivió esta etapa.

Con su jocosidad característica, Cuquín narra cómo fue la oferta que le realizaron en un tiempo denominado como período de las vacas gordas en la pantalla chica local.

“Yo recuerdo que estábamos en el Show del mediodía y Milton (Cordero) fue el primero en tener contacto con el dueño de Rahintel, y entonces fue el primero en irse, junto a Felipe (Polanco, Boruga) y Roberto (Salcedo), y yo me quedé haciendo mi show”, inicia su relato.

Y continúa: “Milton me llamaba, y me decía: ‘óyelo por lo menos, tú no sabes lo que te puede ofrecer, no vas a perder nada con escucharlo”, recuerda.

“Arranqué un día por complacerlo y escuché al dueño de Rahintel. Él me ofreció cinco veces lo que yo estaba ganando (en el Show del mediodía) y un carro BMW del año. Entonces... qué hago yo”, dice entre risas.

“Me fui y ahí tuve la oportunidad de poder realzar el programa Con Cuquín”, dice y recordó que quien le puso el nombre a esa idea fue Yaqui Núñez, “porque teníamos previsto hacer un programa, pero no se concretó por un tema de presupuesto”.

“Entonces -continúa- cuando ya se presentó la oportunidad con Rahintel, yo tenía más de diez actores de comedia, isla de edición, equipo técnico y una unidad móvil, todo, cosa que yo no podía poner de mi bolsillo. Ya con eso se pudo hacer lo que queríamos y tuvo mucho éxito”, dice, y así fue.

Señala que a pesar de toda esa guerra de ofertas no se fragmentó la buena relación entre él y sus antiguos jefes del canal 9. “Se entendió que era lo que más me convenía”.

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