Maestro ISFODOSU logró vencer voces negativas para formarse

Corrían los primeros días de la década de 1980, cuando al joven, Ramón Antonio Serrano, le despertaba el interés por estudiar Educación. 

Cada día esa idea se hacía más fuerte en su mente, sin embargo, había muchas voces negativas.

En ese entonces el magisterio estaba sometido a uno de sus mayores descréditos que casi logran desviar la vocación de Serrano, quien hoy lleva 25 años en el sistema educativo y se desempeña como profesor a tiempo completo en el Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña, ISFODOSU. 

Apoyo familiar

La inspiración de su madre fue fundamental para que en el 1985 ingresará a estudiar magisterio en la entonces Escuela Normal Juan Vicente Moscoso de San Pedro de Macorís. Varios tíos profesores también le motivaron. Para estar a tiempo en las aulas viajaba diario de su natal La Romana.

“Mis padres no tenían recursos, pero siempre se ocuparon de darme 2 pesos para el pasaje. En ocasiones, cuando me tocaban clases de tarde tenía que irme en bola porque con 1 peso compraba algo de comer”, recuerda el docente. 

Serrano, quien en la actualidad imparte clases en el mismo Recinto donde estudió recuerda que en muchas ocasiones pensó abandonar el camino que había emprendido. 

Su inicio en las aulas

En 1993 tuvo su primera experiencia docente al ingresar al sistema educativo. Pero de ahí no todo fue color de rosa. La larga batalla que tiene a su paso un profesor apenas comenzaba. 

Serrano explica que le correspondía viajar a una comunidad inhóspita de La Romana donde el polvo o el lodazar eran el pan nuestro de cada día hasta durar un tiempo prolongado sin percibir remuneración. 

“Fue bien difícil”, es la expresión que llega a su mente al recordar aquellos años, los cuales hoy son solo experiencias. 

Tras repasar su pasado profesional Serrano afirma que ser maestro es lo mejor que le ha pasado, porque tiene la oportunidad de ayudar a niños y jóvenes a ser ejemplos para las generaciones presentes y futuras. 

“Realmente es una de las mayores satisfacciones y placeres que uno puede tener”, afirma sin titubeos.